2008 año numerológico 10

Ante la diversidad de hechos acontecidos en este ultimo tiempo, se corrobora que estamos en un periodo propio y natural de vivir en el año numerológico diez. Este representa giros repentinos que reordenan, reubican y replantean lo nunca antes pensado, todo cuanto no se de cómo apropiado o no afortunado de este periodo. En el imaginario colectivo, se evidencia el riesgo de la inercia, un verdadero peligro seguir por donde mismo, con lo que se carga y se dice. Una vez entendido, no será necesaria ya la advertencia sino el ejercicio inevitable del cambio. Es la preparación intensa y eufórica que repentinamente desenmascara lo que en el tiempo se ha disfrazado.

Cuidado de quien o de quienes hagan juicios equívocos, o se dejen llevar por lo que creen que es lo justo o por afirmarse en sus principios para hacerlos; sin que estos tengan como proyección un final claro. Quien se jacte de vivir según sus principios, la vida le dará la bofetada por no haber aprendido también a vivir y aprender de los errores y virtudes que marcan y definen la naturaleza humana en su esencia.

El juicio es invalido cuando no esta sustentado hacia un acto de aporte, ó a favor de lo equitativo, lo criterioso y tranquilizador; pues nunca se logrará esto por la sentencia, sino que por el pasar tiempo. Este último será el juez implacable que dictará el fallo, y entonces se verá que los principios serán enjuiciados por sus finales en naturaleza y encadenados a sus propios eslabones inquisidores de quienes ostentando ser justos verán su propio juicio ejecutado.

Los giros acumulan en su estado, la necesidad de reformular la acción, la inversión y la capitalización de todo recurso del que se quiera echar mano para construir algo solidó. Es un periodo transformador, ya que es la única forma en que todo esto vuelva al punto de origen y desde allí se inicie una nueva forma de hacer, sentir, pensar, actuar y proyectar lo que se tiene y se ha tenido. Por lo tanto, este giro es fogosamente transformador, será tema recurrente los cambios repentinos; que de la noche a la mañana lo abundante carece y lo carecido se asoma a ser utilizado como nunca pensó serlo. Perecerá lo no acondicionado y lo no apropiado, pues no dará seguridad de ser un soporte para lo que viene.